La devoción al Divino Maestro es temprana en nuestra Congregación. En el año de 1936 el Beato padre Alberione invitó a todas las comunidades a rezar, de manera especial el primer domingo del mes, la devoción a Jesús Maestro. Poco a poco la oración, el estudio y el apostolado se impregnaron de esta espiritualidad, transformándose en una actitud espiritual.
La devoción al Divino Maestro es temprana en nuestra Congregación. En el año de 1936 el Beato padre Alberione invitó a todas las comunidades a rezar, de manera especial el primer domingo del mes, la devoción a Jesús Maestro. Poco a poco la oración, el estudio y el apostolado se impregnaron de esta espiritualidad, transformándose en una actitud espiritual y vivencial.
“La devoción a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, lleva al culto perfecto a Dios. Cuando más la paulina vive como Jesucristo mas se convierte en Él. Cristo es la viña, nosotros los sarmientos: de Él nos llega la savia divina. Quien está unido a la Vida-Cristo produce mucho fruto". Beato Santiago Alberione.
Jesucristo es centro y fin de nuestra vida como cristianas, consagradas y paulinas. Él es CAMINO que nos lleva al Padre; y en el camino lo seguimos como discípulas y misioneras. Él es la VERDAD que los simples y humildes comprenden en su corazón, que responde a los anhelos más humanos y profundos. Él es la VIDA, escondida en lo surcos de la cotidianidad, alimentando nuestra existencia con sus sombras y luces.
Cristo es el primer comunicador, pues nos muestra al Padre lleno de compasión y amor por nosotros. Y nos envía al Espíritu Santo para que hagamos memoria de su acción salvadora. Así, lo que parece solo un aspecto cultural o social, es en realidad una experiencia que envuelve toda la creación, la humanidad y nuestra sed de trascendencia. Quien ama sólo quiere compartir, integrar, dialogar, expresar, sacar de dentro aquello que es mejor. Así es Dios Trinidad, así nos invita a hacer a nosotros sus amigos.