09 de diciembre

Caminando con Jesús

Caminar con Jesús permitió a los discípulos experimentar, de primera mano, la compasión y la gracia de Dios en acción. Caminar con Jesús hoy, no debería ser diferente. Su compasión y su gracia siguen disponibles para quien quiera experimentarlas.

“¡Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los haré descansar! (Mt 11, 28)

 

El tiempo de Adviento nos llama al recogimiento y a la esperanza, a desnudar nuestro corazón delante de Dios para confiarle aquello que nos preocupa y necesita ser transformado por su amor. El evangelio de este día sale a nuestro encuentro para recordarnos este llamado y mostrarnos que solo en Dios hallamos descanso: “¡Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los haré descansar! Así mismo, nos indica la manera de hacerlo y dejarnos envolver por su ternura y misericordia: ¡Carguen mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy humilde y sencillo de corazón, y encontrarán descanso para su vida! Aprovechemos esta jornada para entregarle al Señor todas las preocupaciones, necesidades, dificultades, retos que este tiempo de crisis y enfermedad ha traído a nuestra existencia. Pidámosle también que abra nuestro corazón a la esperanza y que nos ayude a ser personas humildes, sencillas de corazón y dóciles a su Palabra. Que de su mano podamos superar con esperanza y resolución los desafíos que tendremos que continuar viviendo por la pandemia.

 

Reflexionemos:

¿Confiamos a Dios nuestros problemas y dificultades?, ¿somos personas sencillas, humildes y abiertas a la acción de Dios?

 

Oremos:

Danos, Señor, un corazón humilde y sencillo como el tuyo. Un corazón que sea capaz de apostar por la vida y defenderla en todas sus expresiones. Un corazón que sepa amarte a ti en el sufrimiento de los otros y servirte, ayudándoles a llevar sus cargas.  Amén.

 

Recordemos:

La humildad y la mansedumbre nos conducen a Dios.

 

Actuemos:

Solidaricémonos en este día con alguien que esté pasando por alguna necesidad material o espiritual y ayudémosle para que su carga sea más liviana.

 

Profundicemos:

La humildad es una de la cualidades que nos lleva a reconocer nuestra pequeñez y unir nuestra vida más a Dios. Cultivarla nos ayudará a salir al encuentro de las necesidades de los demás así como lo hicieron mucho de los santos (Libro: San Martin de Porres, curador humilde ).

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