03 de enero

Liturgia diaria

En nuestro caminar diario, encontramos en la Palabra de Dios una fuente inagotable de sabiduría, consuelo y guía. La Liturgia del Día nos conecta con la Iglesia universal, permitiéndonos reflexionar y meditar sobre las Escrituras junto a millones de fieles en todo el mundo. Cada lectura es una oportunidad para escuchar la voz de Dios, que nos llama a vivir en su amor y seguir sus enseñanzas.

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura de la Primera Carta del apóstol san Juan 2, 29 – 3, 6

Queridos míos: Jesús es justo: entendido esto, entenderán que así también todo justo lo es por ser hijo de Dios. Miren qué amor tan grande nos ha tenido Dios Padre: quiso que nos llamáramos sus hijos, y realmente lo somos. Si el mundo no sabe quiénes somos, es porque tampoco sabe quién es Él. Queridos míos: ya somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él y lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esta esperanza puesta en Él, se purifica, para ser puro como Cristo. Todo pecador se rebela contra Dios, pues el pecado es ya una rebelión. Ya saben que Jesús se manifestó para quitar los pecados y que ni sombra de pecado hay en Él. Así, todo el que permanece en Él, ha dejado de pecar. El que vive en pecado es porque no lo ha visto y no lo conoce.

 

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 97, 1. 3-6

 

R. Los confines de la tierra entera han contemplado la salvación de nuestro Dios.

Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo /R.
Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; griten, vitoreen, toquen / R.
Tañan la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamen al Rey y Señor / R.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 1, 14a. 12a)

La Palabra se hizo hombre y se estableció entre nosotros. A cuantos la reciben les concede la gracia de ser hijos de Dios.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 29-34

Este es el Cordero de Dios

 Estando Juan bautizando al otro lado del Jordán, vio venir a Jesús y dijo:  “Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A Él me refería cuando dije: ‘Detrás de mí viene un hombre que está por encima de mí, porque existía antes que yo’. Yo no lo conocía, pero precisamente vine a bautizar con agua para que Él se manifieste a Israel”. Juan dio este testimonio: “Yo presencié cómo el Espíritu descendía del cielo como paloma y permanecía sobre Él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre Él, es el que ha de bautizar con Espíritu Santo’.  Yo lo vi y declaro en calidad de testigo que Él es el Hijo de Dios”.

 

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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