28 de febrero

Liturgia diaria

En nuestro caminar diario, encontramos en la Palabra de Dios una fuente inagotable de sabiduría, consuelo y guía. La Liturgia del Día nos conecta con la Iglesia universal, permitiéndonos reflexionar y meditar sobre las Escrituras junto a millones de fieles en todo el mundo. Cada lectura es una oportunidad para escuchar la voz de Dios, que nos llama a vivir en su amor y seguir sus enseñanzas.

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico 6, 5-17

Una palabra amable multiplica los amigos y aleja a los enemigos, y la lengua afable multiplica los saludos. Sean muchos los que estén en paz contigo, pero tus confidentes, solo uno entre mil. Si haces un amigo, ponlo a prueba, y no tengas prisa en confiarte a él. Porque hay amigos de ocasión, que no resisten en el día de la desgracia. Hay amigos que se convierten en enemigos, y te avergüenzan descubriendo tus litigios. Hay amigos que comparten tu mesa y no resisten en el día de la desgracia. Cuando las cosas van bien, es como otro tú, e incluso habla libremente con tus familiares. Pero si eres humillado, se pone contra ti y se esconde de tu presencia. Apártate de tus enemigos y sé cauto incluso con tus amigos. Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio y su valor es incalculable. Un amigo fiel es medicina de vida, y los que temen al Señor lo encontrarán. El que teme al Señor afianza su amistad, porque, según sea él, así será su amigo.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Salmo responsorial 118, 12. 16. 18. 27. 34. 35

R. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.

Bendito eres, Señor, enséñame tus decretos / R.
Tus decretos son mi delicia, no olvidaré tus palabras / R.
Ábreme los ojos, y contemplaré las maravillas de tu ley / R.
Instrúyeme en el camino de tus mandatos, y meditaré tus maravillas / R.
Enséñame a cumplir tu ley y a guardarla de todo corazón / R.
Guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo / R.

Aclamación antes del Evangelio (Cf. Jn 17, 17b.a)

“Tu palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad”.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 1-12

“Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba. Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba: “¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?”. Él les replicó: “¿Qué les ha mandado Moisés?”. Contestaron: “Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla”. Jesús les dijo: “Por la dureza de su corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: “Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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