“El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre”
(Mc 3, 31-35)
Reflexionemos: Por un momento nos detenemos en María la madre de Jesús, el elemento “permanecer afuera” nos permite descubrir un signo fraterno de la presencia de María en la vida pública de Jesús. María sigue con atención la relación que Jesús tiene con la gente, con la multitud que lo escucha, y ella guarda todo en su corazón de madre.
Oremos: “La Palabra de Jesús en nuestro hogar, sea lámpara para nuestros pasos, nos enseñe con sabiduría: el arte de trabajar y orar, escuchar y perdonar, agradecer y luchar, esperar y avanzar, sonreír y llorar. María qué bella eres, artesana de la vida en salud y enfermedad, pregonera de la esperanza aún en la adversidad”.
Del libro Junto a ti María, Paulinas, Colombia.
Actuemos: Hoy vamos al encuentro de tantas madres que sufren por sus hijos, perdidos en el vicio, en la droga, en las adicciones, y les llevamos un mensaje de fe y esperanza.
Recordemos: Recordemos que Jesús rodeado de la multitud que lo acompañaba, sacaba el tiempo para enseñar y escuchar.
Profundicemos: La respuesta de Jesús en este contexto: “El que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”. ¿Qué es para ti hacer la voluntad de Dios?
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