22 de octubre

Caminando con Jesús

Caminar con Jesús permitió a los discípulos experimentar, de primera mano, la compasión y la gracia de Dios en acción. Caminar con Jesús hoy, no debería ser diferente. Su compasión y su gracia siguen disponibles para quien quiera experimentarlas.

 “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”

(Mt 22, 15-21)

El texto coloca en evidencia como los fariseos habían llegado a un acuerdo para comprometer a Jesús, a quien constantemente debido a la fuerza transformadora de su mensaje, buscan darle muerte.

La pregunta capciosa que hacen a Jesús los herodianos le permite ver reflejadas sus intenciones y considerar las consecuencias de sus palabras en las acciones que podían venir, y la respuesta ante el denario que le es presentado: “den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” coloca a las personas en el dinamismo de lo que es fundamental.

“Dar a Dios lo que es de Dios”, en la particular forma de vida de la exigencia cristiana conlleva el conocimiento de las realidades que hacen evidente y manifiestan verdaderamente su proyecto sobre cada uno de nosotros, sus hijos. Dios es el soberano y absoluto de todo, hemos sido creados “a su imagen y semejanza suya”.

“Dar al César lo que es del César”, conlleva el cumplimiento de las normas civiles y de convivencia humana que buscan la justicia para todos en una nación o territorio y no el sometimiento que, en la figura del César en el tiempo de Jesús, implicaba el dominio del imperio romano y precisamente ese domino llegaba hasta donde llegaba la moneda, es decir, a diferencia del poder de Dios el del César es finito y limitado, perece y termina.

 

Reflexionemos: Las intenciones que teje el mundo de las relaciones en el complejo dinamismo humano no siempre son buenas y desde la intencionalidad pueden tener dobles intenciones, como sucede con la pregunta capciosa de los herodianos. Reflexiono: ¿busco constantemente preguntarme por las intenciones que me llevan a actuar hoy?

 

Oremos: Jesús Maestro Camino, Verdad y Vida, enséñame a corresponder con honestidad a los deberes sociales del lugar en el que vivo.  En la libertad de quien es amado misericordiosamente has que me sienta hijo e hija de Dios. Amén.

 

Actuemos: ¿En el mundo de las relaciones que vivo busco, como los herodianos, hacer caer a los demás? O ¿vivo relaciones libres y trasparentes?

 

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