21 de julio

Liturgia diaria

En nuestro caminar diario, encontramos en la Palabra de Dios una fuente inagotable de sabiduría, consuelo y guía. La Liturgia del Día nos conecta con la Iglesia universal, permitiéndonos reflexionar y meditar sobre las Escrituras junto a millones de fieles en todo el mundo. Cada lectura es una oportunidad para escuchar la voz de Dios, que nos llama a vivir en su amor y seguir sus enseñanzas.

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del libro de Jeremías 23, 1-6
¡Ay de los pastores que dispersan y dejan que se pierdan las ovejas de mi rebaño! –oráculo del Señor–. Por tanto, esto dice el Señor, Dios de Israel a los pastores que pastorean a mi pueblo: “Ustedes dispersaron mis ovejas y las dejaron ir sin preocuparse de ellas. Así que voy a pedirles cuentas por la maldad de sus acciones –oráculo del Señor–. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países a donde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las apacienten, y ya no temerán ni se espantarán. Ninguna se perderá –oráculo del Señor–”. Miren que llegan días –oráculo del Señor– en que daré a David un vástago legítimo: reinará como monarca prudente, con justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y le pondrán este nombre: ‘El Señor nuestra justicia’.

L: Palabra de Dios.

T: Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL (22, 1-6)
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas / R.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan / R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa / R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término / R.

Segunda lectura
Lectura de la Carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2, 13-18
Hermanos: Ahora, gracias a Cristo Jesús, los que un tiempo estaban lejos están cerca por la sangre de Cristo. Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos ha hecho uno, derribando en su cuerpo de carne el muro que los separaba: la enemistad. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y decretos, para crear, de los dos, en sí mismo, un único hombre nuevo, haciendo las paces. Reconcilió con Dios a los dos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en Él, a la hostilidad. Vino a anunciar la paz: paz a ustedes los de lejos, paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre por medio de Él en un mismo Espíritu.

L: Palabra de Dios.

T: Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Jn 10, 27)

“Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen”.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 30-34

“Andaban como ovejas que no tienen pastor”

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: “Vengan ustedes a solas a un lugar desierto a descansar un poco”. Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a solas a un lugar desierto. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

S: Palabra del Señor.

T: Gloria a ti, Señor Jesús.

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