“Llamó a los que quiso para que estuvieran con Él”
(Mc 3, 13-19)
Reflexionemos: A veces perdemos de vista lo esencial de la vocación a la vida religiosa y sacerdotal. Nos detenemos en un momento del llamado vocacional que Jesús hace a los apóstoles: “Llamó a los que Él quiso”; fue Él quien nos eligió primero. Hay una respuesta y una tarea misionera: estar con Él para siempre, el envío a predicar al mundo entero y el poder de expulsar demonios, discernir entre el bien y el mal. Si sientes o conoces a alguien que quiere responder a Jesús en estos tres elementos del llamado vocacional, ora y apóyalo.
Oremos: Jesús Maestro, tú que eres el Camino y nos invitas a estar contigo, danos la capacidad de escucha, danos el valor y la audacia suficiente para responder a tus llamados, la valentía de desdramatizar el “qué dirán” cuando queremos estar contigo. Amén.
Actuemos: Hoy invito a algunas personas a hacer una oración ante Jesús Eucaristía y orar por todas las vocaciones, especialmente los llamados a la vida religiosa y sacerdotal.
Recordemos: “Lo que Cristo confió a los apóstoles, estos lo transmitieron por su predicación y por escrito, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a todas las generaciones hasta el retorno glorioso de Cristo” (CIC, 582).
Profundicemos: “La confianza revela una experiencia de fe que ha sido cultivada y alimentada en la oración. Cuando me asalta el temor, yo pongo mi confianza en ti, Dios altísimo, confío en Dios y alabo su Palabra, confío en Él y ya no temo”.
Del libro Un salmo Diario para nuestra vida, Paulinas, Colombia.
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