“Si te hace caso, has salvado a tu hermano”
(Mt 18, 15-20)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Estamos frente a un texto que nos refleja una situación de conflicto dentro de una comunidad. El objetivo de este pasaje es el llamado a la reconciliación y a restablecer las relaciones fraternas entre los creyentes. El perdón es vital para alcanzar la reconciliación y estos procesos se gestan desde el amor fraterno, la manera justa de mirar el conflicto y de centrar los esfuerzos en la restauración de las relaciones interpersonales que han sido fragmentadas por la ofensa y el pecado.
Es muy importante resaltar que la corrección fraterna se da también en el ámbito de la comunidad, si tu hermano no te hace caso llama a dos…si no les hace caso, llama a la comunidad lo que favorece el perdón, la reconciliación y el amor fraterno.
La corrección fraterna es un elemento clave para la convivencia y el crecimiento personal y comunitario, familiar y social.
Reflexionemos: ¿Sé perdonar la ofensa del hermano o por el contrario mi prepotencia me lleva a fragmentar la unidad y la comunión en la familia, la Iglesia y la sociedad?
Señor te pido la gracia que crezca el deseo por salvar a mi hermano e inflama en mi corazón tu mismo amor misericordioso y compasivo.
Oremos: Señor ayúdanos a resolver de una forma amable, pacífica y tranquila nuestros conflictos. Que con tu presencia podamos tener actitudes de escucha, misericordia y amor en medio de nuestras dificultades y problemas. Amén.
Actuemos: Hoy evitaré que de mi boca salgan las palabras que puedan herir y lastimar al hermano.
Recordemos: El diálogo es fundamental para alcanzar la corrección fraterna con caridad y verdad.
Profundicemos: “Corregir al hermano es un servicio, es posible y eficaz solo si cada uno se reconoce pecador y necesitado del perdón del Señor. La conciencia misma me hace reconocer el error del otro, antes aún me recuerda que yo mismo me equivoqué y me equivoco muchas veces.” (Papa Francisco Ángelus 7 septiembre 2014)
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