“Eviten la levadura de los fariseos y de Herodes”
(Mc 8, 14-21)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Jesús advierte que la levadura de la que hay que cuidarse es de los que creen tener la verdad, actúan con apariencia, presumen el poder.
En este Evangelio de Marcos, Jesús hace un símil, comparando las actitudes humanas con la levadura y que, en este contexto significa las motivaciones interiores que corrompen y amenazan a una persona. La levadura de los fariseos es su religiosidad hipócrita y su búsqueda de prestigios religiosos; la de Herodes es su ansia de poder y violencia dictadora. De allí que Jesús comienza advirtiendo a los discípulos que se guarden de la “levadura” de los fariseos, así como la de Herodes, les previene del peligro que supone dejarse guiar por intereses mezquinos que representan cada uno de esos sectores, uno del ámbito religiosos y otro sociopolítico, ya que ambos son un “fermento” dañino para la “masa”, que es el pueblo de Israel.
Pero los discípulos no entienden esta comparación y creen que se refiere al pan material, que se les había olvidado. Son como ciegos y sordos espirituales. Por eso es que Jesús les reprende, haciéndoles una serie de preguntas, mediante las cuales pretende que reconozcan su mesianismo, desde los signos que le han visto hacer. Los exhorta para que abran su corazón y reconozcan con los ojos de la fe, la verdadera identidad de quien, en la multiplicación de los panes, se les ha revelado como portador de salvación definitiva.
Oremos: Señor Jesús, líbranos de nuestra ceguera espiritual para poder entender tu Palabra y con claridad poder dejar a un lado las “levaduras” dañinas que nos separan de ti y del proyecto de vida que quieres para nosotros. Amén.
Actuemos: “No dejes para mañana el bien que puedas hacer hoy. Quizá no haya un mañana” (San Juan Bosco).
Recordemos: Hacemos memoria de los momentos en que, siendo instrumentos de Dios, hemos servido y atendido a quienes nos piden ayuda.
Profundicemos: Debemos basar nuestras decisiones en lo que sea más justo, aunque nos cueste.
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