“No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”
(Mc 2, 13-17)
Reflexionemos: “Señor, tú me llamaste para ser instrumento de tu gracia, para anunciar la Buena Nueva, para sanar las almas. Instrumento de paz y de justicia, pregonero de todas tus palabras, agua para calmar la sed hiriente mano que bendice y que ama” (himno Laudes).
Oremos: Jesús Maestro, creo en tu sabiduría y en tu amor, dame tu luz y muéstrame el camino, dame la fuerza de seguirlo con generosidad. Amén.
Actuemos: En este año que comienza dedicaré tiempo y oración para animar a muchos jóvenes a discernir su vocación a la vida religiosa y sacerdotal.
Recordemos: “Los jóvenes son sembradores de esperanza. Al encontrarse con Cristo en la oración y al adoptar elecciones en la vida, desde las más sencillas a las más importantes, para alimentar la esperanza y convertirse en sembradores de ella en la vida de los amigos y de todas las personas que los rodean” (P. Joao Chagas).
Profundicemos: “El sentimiento de no ser aceptado, no ser amado o no ser merecedor del amor de alguien, crea un vacío interior muy grande. Los problemas emocionales recurrentes pueden volverse una carga demasiado pesada si no se resuelven. Trabaja tu autoestima valorándote y creyendo en el amor que Dios tiene por ti” (del libro Mensajes y oraciones para diversos momentos de la vida, Paulinas, Colombia).
Recomendado: Climas de oración