Escucha La Palabra de Dios para cada día
Primera Lectura
Lectura del libro de Isaías 40, 1-11
“Consuelen, consuelen a mi pueblo –dice el Señor–; hablen al corazón de Jerusalén, grítenle, que se ha cumplido su servicio y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados”. Una voz grita: “En el desierto prepárenle un camino al Señor; allanen en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos juntos –ha hablado la boca del Señor–”. Dice una voz: “Grita”. Respondo: “¿Qué debo gritar?”. “Toda carne es hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, se marchita la flor, cuando el aliento del Señor sopla sobre ellos; sí, la hierba es el pueblo; se agosta la hierba, se marchita la flor, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre”. Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: “Aquí está su Dios. Miren, el Señor Dios llega con poder y con su brazo manda. Miren, viene con él su salario y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, reúne con su brazo los corderos y los lleva sobre el pecho; cuida él mismo a las ovejas que crían”.
L: Palabra de Dios
T: Te alabamos, Señor
Salmo responsorial 95, 1-3. 10-13
R. Aquí está nuestro Dios, que llega con fuerza.
Canten al Señor un cántico nuevo, cante al Señor, toda la tierra; canten al Señor, bendigan su nombre, proclamen día tras día su victoria / R.
Cuenten a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. Digan a los pueblos: “El Señor es Rey: Él gobierna a los pueblos rectamente” / R.
Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque / R.
Delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra: regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad / R.
Aclamación antes del Evangelio
Está cerca el día del Señor; miren, Él viene a salvarnos.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 12-14
“Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “¿Qué les parece? Supongan que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad les digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Igualmente, no es voluntad de su Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños”.
S: Palabra del Señor
T: Gloria a ti, Señor Jesús