01 de febrero

Caminando con Jesús

Caminar con Jesús permitió a los discípulos experimentar, de primera mano, la compasión y la gracia de Dios en acción. Caminar con Jesús hoy, no debería ser diferente. Su compasión y su gracia siguen disponibles para quien quiera experimentarlas.

“Los fue enviando”  

(Mc 6, 7-13)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

En el Evangelio de hoy, Jesús envía a los Doce a la misión con órdenes muy precisas. Estas recomendaciones nos recuerdan las que fueron dadas por Yahvé a los israelitas antes de la huida a Egipto. La idea de viajar “ligeros de equipaje”, lejos de ser una carga, nos alivia para la jornada. Es mejor caminar por el desierto sin mucho peso, pero con una gran confianza en el Señor. Hasta entonces los apóstoles habían actuado al lado de Jesús, pero ahora los envía delante de él. Jesús les pide que cooperen en su propio trabajo. Los apóstoles deben proclamar su fe y obrar curaciones como su Maestro, expresando en forma sencilla lo que han descubierto del Reino de Dios.

La lectura nos presenta tres ideas importantes: los discípulos no deben poner su confianza en “lo que llevan” con ellos para la misión, sino en el Señor a “quien” proclaman. Deben ir “ligeros de equipaje”. No perdamos tiempo en convencer a los que no aceptan el mensaje ni tampoco tomar represalias contra los reacios a escucharnos; la misión es urgente y los evangelizadores deben seguir su camino.

Jesús y sus seguidores vivieron al margen de la sociedad, siempre expuestos al rechazo y al desprecio. Sabemos que Marcos escribió su evangelio alrededor del año 70 d.C. en tiempos de persecución y rechazo por parte de judíos y romanos. El Evangelio animaba a los cristianos a confiar plenamente en el cuidado y la providencia de Dios.

 

Preguntémonos: ¿Pongo mi confianza en el “equipaje” que he acumulado toda mi vida (estudios, conocimientos, etc.), en lugar de viajar ligero confiando en Dios?

¿Recibo en mi vida a las personas que viven al margen de la sociedad?, ¿se alejan de mí sacudiendo el polvo de sus sandalias porque no les doy la bienvenida?

 

Oremos: Señor, tú has querido llamarme a ser cristiano, no solo para estar contigo, sino también para enviarme a predicar tu mensaje a los hombres y mujeres con quienes me encuentre. Te pido por las familias cristianas para que sean un verdadero testimonio para el mundo. Amén.

 

Actuemos: ¿Somos personas acogedoras, capaces de abrir la puerta de nuestro hogar y de nuestra vida a la buena noticia y compartirla?

 

Recordemos: Ser cristiano es vivir según los mandamientos de Cristo y además ser misionero para transmitir a todos los hombres su mensaje.

 

Profundicemos: Señor, haz que te conozca más profundamente para amarte más y transmitirte mejor.

 

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